el problema es que sea
algo.
y en ese algo un mundo que llega a sacudirme, pero no ya el todo o nada al que estoy acostumbrada.
la variante posible sería un poco, para ciertas cuestiones. enfocada y decididamente estuve en esos territorios muchas veces. no ahora, hace tiempo que me volví más compleja y quiero más que un poco. definitivamente, un poco ya no alcanza. o no me sucede, o no me sale.
sorprendida descubro que hay un todo en ese algo. una llave. un secreto. una clave.
y un dolor. veo. no quiero pero veo. la asimetría en la mirada, el anhelo de una forma, una promesa. algo mucho más grande que algo.
pero yo no anhelo, transito. habito el universo en ese espacio acotado y sin embargo poderoso.
transito y temo. y detesto el lugar de ver lo que queda por fuera del círculo, de saber que no, que no se trata de dejarse sorprender, ni de esperar.
te pido sólo una cosa, me dijo, dejá de pensar. como si escuchara el murmullo de mi asombro.
y vuelve a girar la llave y accedo. un rato.
quizás porque el problema es que ese algo sea con ella, increíble, inesperadamente con ella, quien trajo todo, trajo tanto, infinitamente tanto alguna vez.
y ahora, siglos después, vuelve a abrir la puerta. sabia. conmovedora. tiene la llave.
pero no son todas las puertas. (me volví más compleja)
y entre el humo y la noche y todo lo que sé que no veo, es hermoso.
más profundo que mucho. revelador. necesario.
pero para ella es todo. o al menos, tanto.
y hay apenas algo.