- limpiar las alacenas y ordenar los estantes de los apuntes. son una especie de maldición las fotocopias y las impresiones. papeles que no se distinguen unos de otros. capaz le ate hilos de colores o carteles. o haga origami. decidir primero qué haré.
- conseguir el teléfono del chico que trae las verduras orgánicas. las verduras y las frutas no tienen sabor. en la ciudad las verduras son como un testimonio persistente de que la vida se ausenta de lugares esenciales.
- llamar al plomero otra vez. la canilla del baño pierde y el tipo no se digna a venir. dice s. que voy a falsear la llave de paso, que por alguna razón las llaves de paso se falsean pronto y entonces hay que usarlas lo necesario. pero no soporto el derroche de agua. ni el sonido del goteo persistente. lo que gotea de modo persistente debe tener siempre una llave de paso decente hasta que alguien lo pueda arreglar.
- rotular los cds y los dvds. y no quedarme veinte horas con las fotos del mar o con los videos de la jornada del mes pasado. no irme en el orden hasta desordenarme yo. no perderme de mí en lo que yo misma no ordené antes. hay cosas que no tienen un lugar preciso en realidad, quién sabe si hago bien en rotularlas e intentar ordenarlas, o existen en este montón inquieto esperando que las descubra el impulso o el azar.
- enfocarme en lo que debo hacer. en lo que quiero y en lo que creo quizás estoy más enfocada. pero el tema del deber, de todo eso que sostiene lo cotidiano... y a lo extracotidiano qué lo sostiene? pagar las facturas del mes.
- hay cosas que no se hacen solas. recordarlo. recordar que lo más inmediato insiste en volver. el polvo en los muebles, la suciedad en la ropa. las preguntas sobre el sentido. la incógnita de si existe un par para mí.
- no volver a hacer listas.
- lo más importante no se puede anotar.
jueves, 29 de julio de 2010
cotidiana
jueves, 15 de julio de 2010
15 de julio.....
es ley!!!!!!!!!
sorprendida, sensación de salto cuántico como país, contrastes que tironean en el afuera y dejan sabor amargo, pero en el ahora: alegría, mucha alegría
algo abre y de qué modo
lo fui viendo de a poco, debo reconocer.
en lo personal y hasta hace unos meses, no me convencía del todo luchar por una institución tan vinculada al sistema, devenida de la iglesia y que ha sido tan funcional a un orden que no comparto en absoluto. alma de anarcopacifista, utópica, me resultaba difícil defender papeles que no me reflejan.
pero estaban los chicos, claro. los hijos nada menos.
y una pregunta molesta: por qué permitir que existan amores más protegidos que otros?
y todos los argumentos que conocemos, pero digamos que por ahí empecé.
parecía una causa perdida, quizás por eso me entusiasmó y empecé a multiplicar razones en los espacios que habito y a sumar energía y a prestar atención.
con el correr de los días y los debates, llegó a conmoverme mucho cuánto, a raíz del debate, se abrieron los ojos al amor en todas sus maneras, con diversas reacciones y resultados.
el movimiento hizo mirar donde no se mira y repensar el amor. y la libertad. y lo distinto. cuánta gente se planteó estos temas, cómo se fue abriendo paso lo diverso en lo cotidiano, como un rumor de libertad que avanzaba y lo llenaba todo. aunque de tanto en tanto se topara con monstruos.
no es menor que se transforme una institución como el matrimonio.
no ha sido menor el discurso medieval y aterrador de la iglesia y los conservadores (he sentido espanto, como hacia tiempo no sentía)
y quizás por eso, aún más me conmovía percibir los movimientos que hace una comunidad para integrar lo que se percibe distinto.
lo viejo abriendo lugar a lo nuevo.
estructuras caducas crepitando y reacomodándose.
y aunque hoy es día de fiesta y podría sólo celebrar, enuncio mi deseo de que sigan crepitando y mutando estructuras para contener lo amplio, esto tan amplio que somos y que ama y existe.
y no al revés.
es decir, que el fuego no se entibie en refugios falsos.
que la vida que supimos encender a fricción, siga ardiendo.
por dentro, por fuera.
por donde quiera ser.
domingo, 11 de julio de 2010
primer intento
.
mientras llega la palabra, entre infusiones de jengibre para desalentar el resfrío que me invade. otro síntoma indudable del impacto. quietud eclipse. algo deja de brillar o brilla hacia dentro. puente de silencio envolviendo la palabra. vaya modo de empezar a decir, cuando no puedo.
ahora sé me consta que se trata de lo impronunciable.
lloro sonrío agradezco tiemblo. descreo de mis letras no me detengo no pienso. escribe el cuerpo en espasmos mudos. seabrepaso entre las costillas hasta brotar por el esternón.
tenía anhelo de narrar lo cotidiano. pero cómo se cuenta lo que ocurrió?
aferro la taza de jengibre.
y enmudezco.
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